La felicidad, a veces...
4.12.06

Yo repetía bastante seguido que la felicidad, a veces, podía ser una Coca-Cola bien helada. Con esto me puedo ganar, sin derecho a pataleo, el odio de quienes ven en esta marca los tentáculos del imperialismo, del sistema neoliberal, y el de quienes se declaran abiertamente detractores de Yanquilandia.

Tampoco quiero hacer aquí un acto publicitario, sobre todo porque no tengo intención alguna de contribuir con los oscuros fines corporativos de los ejecutivos de la gaseosa en Chile (y si alguien quiere discutir cuales son esos “oscuros” fines, que sólo baste con ver el color del producto, y nos evitamos suspicacias).

El asunto es que esa Coca Cola bien helada la recuerdo en una botella semi verdosa después de una jornada de paleteo playero bajo un sol intenso; en una lata semicongelada tras caminar varios kilómetros sobre una tierra que parece harina (trumao) al interior de Parral; o luego de regresar pedaleando en estado de estropajo hasta un camping en el lago Conguillio, tras haber alcanzado a duras penas el sector de “Sierra Nevada”.

Y claro, en esos episodios puntuales, el poco cristalino líquido con espuma café se convertía, al menos en un mínimo instante, en un episodio feliz, idiotamente feliz, pero feliz al fin y al cabo.

Es que la felicidad puede ser por cualquier cosa, por situaciones de intensidad extrema, por ejercicios de no casual densidad neuronal o hasta por la más sencilla estupidez.

La tristeza en cambio, pareciera ser más de fondo. Y si te sientes triste por cualquier cosa, será mejor que vayas al médico.

* Haz click sobre la imagen para verla ampliada. Fue escaneada del libro "Historia de los Campeonatos Mundiales de Fútbol", de Renato González, alias "Mr. Huifa" antes de la realización del Mundial de Chile el año 1962.
 
Por Gabriel E. at 14:19 | Permalink


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